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martes, febrero 22, 2011

¿Presidente o presidenta?

Los vientos arrasadores de la liberación femenina han llevado a muchas feministas a renegar del supuesto talante machista de la lengua española. En ese camino de crítica, no en pocas ocasiones insensata, han propuesto la reivindicación del género femenino en todas las palabras que se utilizan para designar tantos a hombres como a mujeres.

De llevarse a cabo esta, aparente, loable misión, el idioma que hoy sirve a 450 millones de personas en el mundo caería en el absurdo. Tendríamos, entonces, que expresarnos como recrea un licenciado en castellano y litaratura, el mexicano W. Molina, así: “La pacienta era una estudianta adolescenta sufrienta, representanta e integranta independienta de las cantantas y también atacanta, y la velaron en la capilla ardienta ahí existente”. ¿Absurdo, cierto?

Pues bien, las feministas a ultranza y muchos de sus ciegos seguidores no saben que en español, el plural en masculino implica ambos géneros, por lo que al  dirigirse al público no es necesario ni correcto decir "colombianos y colombianas", “niños y niñas”, etc.

Es correcto decir ambos géneros sólo cuando el masculino y el femenino son palabras diferentes, por ejemplo: "mujeres y hombres", "toros y vacas", "damas y caballeros", etc. 

En consecuencia, se dice ¿presidente o presidenta?  

En español existen los participios activos como derivados verbales. Como por ejemplo, el participio activo del verbo atacar, es atacante; el de sufrir, es sufriente; el de cantar, es cantante; el de existir, existente; etc.

La terminación “ente”, el que es, el que tiene entidad, es el participio activo del verbo ser. Por esta razón, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se le agrega la terminación 'ente'. Se dice estudiante, no estudianta; adolescente, no adolescenta; paciente, no pacienta; comerciante, no comercianta...

Por tanto, a la persona que preside se le dice presidente, no presidenta, independientemente de su género. Tampoco, en un arranque de machismo lingüístico, presidento.

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